LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y SU PRESENCIA
EN LA ESCUELA
Los medios de comunicación están presentes en la vida cotidiana del alumno. Tal es su presencia que es imprescindible que se incluyan en el aula, a fin de formar a ciudadanos competentes y capaces de desenvolverse en la sociedad del siglo XXI.
En este sentido, la incidencia social de los medios de comunicación es un tema interesante en el terreno de la educación porque éstas ejercen gran influencia en el proceso educativo. Entre otros aspectos, los medios permiten acceder a los conocimientos de una manera diferente, interaccionar con otras personas, estimular la creatividad del alumnado, despertar su curiosidad y motivación, desarrollar la experimentación y manipulación o buscar y seleccionar información.
No obstante, esta influencia que ejercen los medios en los alumnos/a no siempre es positiva, por ejemplo, pueden difundir mensajes subliminales de los que el usuario no es consciente, condicionar el pensamiento de las personas, transmitir información no veraz, proporcionar un aprendizaje o información superficial...
Como Sartori afirma en Homo videns: la sociedad teledirigida, “el problema es que el niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve” por lo que es altamente influenciable.
En cualquier caso, aunque los medios de comunicación son parte del problema, también son necesarios en la solución. Por ello, es preciso incluirlos en el currículum académico, de manera que formemos a usuarios responsables y con conciencia crítica.
De este modo, será necesario plantearse una adecuada intervención educativa para su uso y aplicación en las diferentes áreas de conocimiento, lo cual comporta numerosas y profundas consecuencias para la educación. De hecho, este blog contiene precisamente propuestas didácticas para el tratamiento de estos medios en la escuela.
El papel del maestro/a será precisamente integrarlas de una forma adecuada en el aula. Así pues, el docente se basa en los conocimientos previos y los intereses de los estudiantes, para a partir de ahí plantear tareas adaptadas a la edad y entorno del niño/a, en las que éste participa activamente. Se trata pues de emplear una metodología activa, para lo cual debe poseer suficientes conocimientos al respecto.
Para ello, los centros educativos deben adaptarse a ellos, contando con todo el apoyo institucional posible, especialmente en cuanto a recursos económicos y personales.